lunes, 17 de octubre de 2011

Más que lo bueno, hay que hacer lo correcto

Muchas veces nos emocionamos queriendo hacer varias cosas para Dios, cosas que a lo mejor Dios no nos está pidiendo que hagamos, aunque sean buenas.

David Wilkerson, un hombre de Dios que partió en este año, había sido llamado por Dios a trabajar con jóvenes drogadictos y pandilleros para que después de llevarles a Cristo puedieran reinsertarse en la sociedad. Él, como muchos de nosotros, tenía un corazón totalmente dispuesto a servirle al Señor. Tanta era su disposición por servir que un día tuvo la fabulosa idea, según él, de fundar una casa para niños huerfanos. Hizo unas llamadas, agotó algunos ahorros del ministerio al que había sido llamado e invirtió cinco mil dólares en los planos de la nueva casa para niños huerfanos. Pero unos días antes de que se comemzara a construir esa casa para niños huerfanos, Dios le habló en oración y le dijo: "David, ¿Qué estás haciéndo? ¿Acaso yo te he dicho que construyas esa casa para niños huerfanos? Sé que tu intención es buena, pero yo no te he llamado a que trabajes con niños huerfanos, te llame a que con mi poder restaures a los jóvenes drogadictos y pandilleros. A eso dedicate y a eso enfoca tus energías". Wilkerson, por su parte, comprendió la valiosa lección que Dios le estaba dando:

Si queremos servir a Dios, debemos hacer exactamente lo que él nos llamó a hacer. No más, no menos. Y si queremos hacer otras cosas para Dios, aunque sean buenas, no son correctas.

Esta historia también me recuerda el relato bíblico en que el rey David quería construir el templo del Señor. Su intención era buena, es más el profeta Natán vio el proyecto con buenos ojos. Pero entonces el Señor intervino hablándole a Natán para que le dijese a David que él no debía construirlo, sino su hijo Salomón.

Por si estos ejemplos fueran poco, también podemos recordar el suceso en que el rey David quería llevar el Arca del Señor a Jerusalén. En el camino, los bueyes que la transportaban tropezaban mucho, así que Uza, uno de los que guiaba el carro, para evitar que se cayera extendio su mano para detenerla. Pero Dios lo hirió de muerte en ese mismo momento porque él no era sacerdote, y solo los sacerdotes podían tocarla. La intención de Uza fue buena, pero no correcta  porque Dios no lo había facultado como sacerdote ya que él no era levita, y por ello murió.

En lo personal, yo también me he equivocado muchas veces escribiendo cosas que Dios nunca me dijo que escribiera, predicando cosas que él nunca me dijo que predicara, yendo a lugares a hacer su obra que él nunca me dijo que fuera. Me ha cosatado años entender esta verdad, por eso creo que tengo la experiencia y los argumentos para decirte: "No te emociones y limitate a hacer exactamente lo que él te ha dicho que hagas, de lo contrario te encontrarás  empatanado haciendo muchas cosas, pero a la vez nada".

No todo lo que nos propongamos hacer para Dios es correcto, aunque la intención sea buena. Debemos enfocar nuestras fuerzas y recursos solamente en lo que Dios nos ha dicho que hagamos. No más, no menos.

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