"Bienaveturados los mansos, porque recibirán la tierra por herencia".
Hay una diversidad de pensamientos respecto a la interpretación y aplicación de esta bienaventuranza. Hay quienes dicen que se refiere a la herencia que recibiremos en el reino venidero de Cristo. Otros, que esta promesa se refiere a que llegará el día en que literalmente se heredará la tierra con escrituras y títulos de propiedad. Sin embargo, es mejor interpretar esta bienaventuranza de la siguiente manera:
Esta promesa tendrá su cumplimiento en el milenio y la nueva Jerusalén, pero también en "el aquí y ahora". Como creyentes debemos esperar en Dios su promesa, pues llegará el día en que por fin se establecerá su reino milenial y heredaremos la tierra. Pero también debemos esperar que en el aquí y ahora, veremos el cumplimiento de su promesa.
Allá por los años 1500 d.C., los cristianos protestantes de Inglaterra fueron perseguidos por la religión tradicional. Entonces huyendo, se vinieron a América, el continente recientemente descubierto, y literalmente lo heredaron. Así hará Dios en el aquí y ahora: Nos ayudará y siempre nos proveerá un lugar en el cual establecernos. No estoy diciendo que será con lujos y comodidades, solo estoy diciendo que Dios nunca nos dejará abandonados, siempre proveerá un lugar donde podamos vivir.
Esta es una promesa para aquellos que son humildes. Pues ellos heredarán la tierra. La humildad en este caso no tiene nada que ver con la actitud hacia los demás, sino a la disposición de nuestro corazón ante Dios.
Nunca hay que interpretar esta bienaventuranza como el sometimiento que debemos tener hacia las personas. Porque no se refiere a eso. Hay quienes que se valen de esta bienaventuranza para que la gente se someta a ellos y sean humildes ante ellos. Pero Jesús no se refiere a eso, al contrario, como ya hemos dicho se refiere a la humildad de corazón que debemos tener hacia Dios.
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