Líbranos del mal... es el elemento con el que Jesús cierra el Padre Nuestro, registrado por el evangelista Mateo.
Este elemento expresa humildad y reconocimiento de que Dios es soberano y está por encima de todos los poderes.
No cabe duda de que Satanás, nuestro acérrimo enemigo, anda siempre por ahí queriendo causar daño, poniendo tentaciones y tratando de romper nuestra relación con Dios. Por ello, siempre debemos pedirle al Señor que nos libre del mal y por ende del maligno. Y ¡claro que Dios lo hará!
Constantemente estamos expuestos al mal y al pecado. La televisión, el internet, la música... y muchas otras cosas, nos pueden hacer un daño espiritual. Por eso necesitamos orar diciéndo: ¡líbranos del mal! así, para cuando venga la hora de la tentación, podamos ser preservados en pureza, santidad y fidelidad a su palabra.
Hacer uso de la TV, la música, el Internet... no es pecado, sin embargo es muy fácil caer en tentación a través de ellos. Pero Dios ha de liberarnos y guiarnos al bien por medio de la oración. Pues la luz disipa toda oscuridad. Y el bien siempre vencerá al mal.
Si queremos mantenernos íntegros ante el Señor, debemos pedirle que nos libre del mal, y poner de nuestra parte para que el maligno no nos haga caer en la tentación y así romper nuestra íntima relación con Dios.
¡Que nuestro deseo siempre sea agradar al Señor! Y eso debemos expresárselo en oración pidiéndole así: "líbranos del mal... para vivir en integridad y así agradarte hermoso Señor"
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