miércoles, 20 de abril de 2011

Ladrones del tiempo

Siguiendo con nuestra serie de enseñanzas sobre el decálogo a la luz de la gracia, hemos llegado a estas alturas al octavo mandamiento: "No robes..."

La idea del mandamiento está muy clara. Sin embargo, no hay que limitar el mandamiento a lo material. Pues también nos podemos convertir en ladrones de muchas cosas que son materiales.

Por ejemplo, del tiempo de las demás personas. No es nada ético robar el tiempo de las personas que nos rodean y menos de aquellos que nos pastorean.

Muchas personas quieren que se les preste demasiada atención. Piensan que el mundo debe girar alrededor de ellos. Que todos deben aplaudir sus logros y animarles en sus depresiones. Y por eso, siempre buscan de una u otra manera robar el tiempo de las personas y en especial de sus pastores, pues a estos últimos los llaman hasta para cosas que podrían resolverlas ellas mismas.

Nosotros debemos entender que las personas y los pastores también tienen una vida, tienen sus propios problemas y necesitan tiempo para ellos mismos.

No hay que convertirnos en ladrones del tiempo. Busquemos a las personas solamente cuando sea necesario.

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