El sexto de los diez mandamientos reza así: No cometas adulterio.
Este mandamiento tiene que ver con toda clase de infidelidades.
Para Dios, la familia tiene un valor incalculable. Y en ese sentido la infidelidad es algo despreciable para él porque la arruina.
De ahí podemos sacar la primera lección de hoy:
Atesoremos nuestra familia. Nunca dejemos que la infidelidad se haga una realidad, teniendo como consecuencia la destrucción de una bonita familia. Y esto también tiene que ver con los que andan de novios puesto que si se es infiel en el noviazgo hay una gran probabilidad de ser infiel en el matrimonio.
Jesús nos da la clave para que no adulteremos. Él dice:
Ustedes han oído que se dijo: “No cometas adulterio.” Pero yo les digo que cualquiera que mira a una mujer y la codicia ya ha cometido adulterio con ella en el corazón. Por tanto, si tu ojo derecho te hace pecar, sácatelo y tíralo.Si bien es cierto, no hemos citado aquí todo lo que Jesús dice sobre el adulterio, lo que sí hemos citado es suficiente para sacar la otra lección de hoy:
Para no adulterar, es necesario cuidarnos de las pequeñas cosas que parecen inofensivas al principio. No se cae en adulteio de la noche a la mañana. Es un proceso. Es algo que comienza inofensivamente y termina en la consumación del acto. Por tanto, la lección es cuidarnos de las pequeñas cosas que a la larga nos conducirán a la infidelidad, esas pequeñas cosas pudieran ser simples miradas maliciosas.
Otra reflexión que podemos extraer de este mandamiento es:
La infidelidad también puede ser cometida contra el Señor. Los cristianos no adulteran contra el Señor repentinamente, también es un proceso. Si se deja de orar o escudriñar su palabra, a la larga estaremos débiles y poco a poco nos alejaremos de Dios. Y cuando estamos lejos de él es fácil cometer adulterio espiritual adoptando ideas filosóficas contrarias al evangelio del reino o también viviendo en pecado. Y aquí es importante hacer una aclaración sobre la frase: "Caer en pecado" ya que es incorrecta, pues hace pensar que de manera repentina y sin saber por qué se ha pecado, cuando en realidad para estar en una condición de pecado hay un proceso detrás.
¡Que el Señor nos ayude a cuidarnos de las cosas que aparentemente son pequeñas para que a la larga no seamos infieles!
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