Cuando nos pasan cosas trágicas, lo que nos preguntamos es ¿Dónde estaba Dios?
En la vida es casi imposible evitar tragedias. Y cuando nos vemos expuestos a ellas nos preguntamos: ¿Dónde estaba Dios cuando abusaron sexualmente de mi? ¿Dónde estaba Dios cuando asesinaron a mi ser querido? ¿Dónde estaba Dios cuando me quitaron el empleo y la miseria económica me asaltó? ¿Dónde estaba Dios cuando enfermé de muerte?
La respuesta a esas preguntas serán: Dios siempre ha estado ahí contigo. Ha llorado contigo. Ha sufrido contigo. Ha pasado las noches enteras en vela a tu lado. Dios nunca te ha dejado en soledad.
Además de haber estado contigo, la buena noticia es que Dios puede hacer de algo tan trágico, algo tan bueno que te sorprenderá. Dios puede sacar de lo malo algo bueno.
Si te preguntaste alguna vez que dónde estaba Dios cuando tu vida fue sometida a la tragedia, ya sabes la respuesta. Ahora solo te resta orar diciéndole: ¡Enséñame cómo harás de mi tragedia una bendición!
Pronto te sorprenderás, porque Dios te lo mostrará.
Para que tengas una idea de esto, solo basta con leer todo lo que pasó a Job. Él quebró económicamente. El mismo día murieron sus queridos y muy amados hijos. Por esto fuera poco, su cuerpo se llenó de llagas insoportables. Para el colmo, sus amigos lo criticaron injustamemente. Y si eso no fuera suficiente, su mujer lo despreció y le aconsejó que maldijera a Dios por su tragedia. Pero él no lo hizo, lejos de eso, espero que Dios sacara de su tragedia lo bueno. Y Dios lo hizo, lo prosperó diez veces más de lo que antes era.
Así pasará contigo cuando te acerques al Señor y le digas: ¡Lo único que me queda es que tú saques lo bueno de mi tragedia!
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