En ocasiones el ser humano tiende a deprimirse y a limitarse en sus emociones sentimentales, debido a muchos obstáculos que frecuentemente suelen ocurrir en el pasar de los años durante su vida.
Me gustaría en este momento hacerte una pregunta ¿Cuántas veces te has sentido solo, sin nada de valor y sin ningún motivo a seguir adelante, momentos donde ya no hay fuerzas de emprender un nuevo día?
Probablemente tu cerebro estimulo muchas etapas de angustia y de fracasos que ya no quisieras volver a recordar, porque fueron momentos difíciles en los que viste envuelto por el sentimiento de la tristeza y sin lugar a duda el correr de tus lágrimas sobre tus mejías eran tu mejor compañía que inundaban tu corazón de derrota y sin ánimos de levantarte de esa situación tan desalentadora.
Quizás seas de las personas amigables y entretenidas que causan siempre la impresión de no tener problemas en la vida y que todo va bien en todo lo que te rodea y sobre todo en tu vida personal, pero no me podrás mentir ni mucho menos mentirte a ti mismo, porque en ocasiones llega una etapa donde el más fuerte dobla rodilla pidiendo la ayuda de Dios, y lastimosamente tú y yo no somos la excepción porque siempre habrá y existirá retos en nuestra vida que nos impedirán alcanzar la cima del éxito.
Te pregunto ahora ¿Cuántos retos has tenido que enfrentar a lo largo de tu vida? Me imagino que muchos y lo digo con firmeza porque desde el momento en que Dios te dio la vida, ya eres una persona expuesta al éxito o al fracaso, pero todo depende de cómo veas la vida; así será tu recompensa porque si no hay ánimos de emprender un reto serás un fracasado, pero viene la parte donde tu esfuerzo es visto con ojos agradables a Dios, entonces él dará a tu vida muchas bendiciones a tu vida.
Y si en este momento sigues sin ilusiones y estás bloqueado por muchos obstáculos, ahora es el momento de emprender ese vuelo y lanzarte a los brazos de Dios, porque no estás solo y mucho menos abandonado, de ninguna manera sino que te acompaña un alguien inigualable que cada día toca a la puerta de tu corazón diciéndote: “El que te eligió no te abandonara”.
Con amor eterno te he amado; por tanto, te prolongué mi misericordia
Jer.3:13
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